Siempre me han gustado mucho las leyendas mágicas, los personajes extraños y ayer tuve la oportunidad de conocer al Fauno de Guillermo del Toro.Primero que nada, siempre es gratificante ver salas de cine llenas con películas de mexicanos y no nada más con comedias románticas y babosadas que en nuestro país abarrotan los cines por alguna razón que no cabe en mi cabeza.
El Laberinto del Fauno me pareció una película perfecta y redondita, toca temas importantes como la España de la postguerra y la lucha contra un régimen totalitario y absurdo que cobró muchas vidas. Al mismo tiempo es una historia bellísima, mágica, entrañable de una princesa que debe encontrar el camino de regreso a su mundo, ya que no puede identificarse con la maldad que existe en éste.
No sé si estoy de acuerdo con el abuso de la violencia explícita, no es que me quiera ver recatado ni nada, pero si hay un par de escenas que son muy fuertes y no estoy seguro de que fueran fundamentales para dejar claro el punto de lo hijos deputa que podían llegar a ser los franquistas. De cualquier forma esa es la propuesta y a mi me ha parecido maravillosa.
Lo más gratificante para mi es ver el trabajo de un mexicano que ha ido encontrando su camino por la industria para hacer proyectos que se ve a leguas que son absolutamente personales. La trayectoria de Guillermo del Toro me hace pensar que picando piedra todos podríamos alcanzar nuestras metas. Después de "Cronos" que es una magnífica creación, ha luchado por conseguir los presupuestos que necesita para contar sus historias, lo hemos visto pasar por "Blade II" que aunque es una buena propuesta se ve que es una palícula de encargo, luego "El Espinazo del Diablo" una vez más me ha dejado sin aliento y "Hellboy" es una historia perfecta que me hace pensar que este género mágico es sin duda lo que Del Toro hace mejor.
Una perfecta producción que no tiene nada que ver con Hollywood y que me ha dejado un gran sabor de boca, enhorabuena por Guillermo del Toro un cuenta cuentos mágicos nacido en la tierra de los tamales y el atole.
