octubre 29, 2006

Una Tarde pintada de Lila

En punto de las 7:00 de la noche, el pasado domingo 8 de Octubre sobre el escenario de un Auditorio Nacional, “casi” lleno, apareció Lila Downs acompañada de su tradicional banda y ante una explosión de júbilo de todos los presentes arrancó con “Agua de Rosas” chinita, chinita, se me ponía la piel mientras Lila comenzaba a presumirnos esa impresionante voz que sale de su alma y que cautiva a quien la escucha.

Fue una tarde maravillosa llena de sorpresas, la primera de ellas el “Ensamble Continuo”, una especie de son jarcho con zapateado y toda la cosa que yendo de menos a más terminaron por arrancar una sonora ovación del respetable. Un rato después la banda de vientos José Martí hizo aparición en el escenario para acompañar a Lila en otra de sus aventuras musicales. Ya pasadita la mitad el mariachi Gama Mil también saltó al escenario para hacer de las suyas. Chavela Vargas era la otra invitada especial, pero por cuestiones de salud no pudo participar de aquella fiesta.

Dos horas y media de una hermosa y mexicanísima música aderezada con bailarines en zancos luces de colores y una escenografía sorprendentemente dinámica fueron la suma de muchos años que Lila lleva trabajando en este proyecto que primero tuvo éxito en algunos países del extranjero que aquí en su tierra natal.

Afortunadamente no todos los públicos en México están encerrados en los mismos tres “artistas” de siempre y hay audiencia para los verdaderos, para los que se preocupan por tener una propuesta, por aportar algo a la música, a la cultura, a la gente, al amor.

Lila es una diosa en el escenario, canta “como pocas” baila, coquetea, enamora, no va a ser fácil para los que tuvimos la oportunidad de estar ahí olvidar el sonido de su voz en nuestros tímpanos.

Es la segunda vez que tengo el privilegio de ver a Lila en vivo, la primera fue en el Zócalo de la Ciudad de Cuernavaca, un viernes de hace algunos meses, donde el poder de convocatoria fue realmente pobre; dos o tres mil cuando más, ahora Lila “casi” llena el Auditorio Nacional y deja a un público que abandona este importante recinto y se pierde en Reforma con una sonrisa de oreja a oreja, bravo Lila, ¡eres magnifica!

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